martes, 29 de mayo de 2007

Promesas

La magia de todo esto es que hoy puedo ser amada y mañana amante. Un pirata, un asesino en serie o la voz de una conciencia.

Me ha prometido una bonita historia y yo le creo. A cambio le regalo la música de mi respiración junto a su oído y el sabor de mi piel. Será una historia bella, seguro, en la que se perciba el olor de la tierra mojada. A cambio derramaré mi cuerpo sobre el suyo, hasta diluirme en él y él en mí. Perderme en su mirada es todo lo que deseo. Me ha prometido una bonita historia que espero impaciente.

Read More...

lunes, 28 de mayo de 2007

Las incomodidades del amor

He mantenido una conversación conmigo misma, y mi interlocutora -que soy yo- me dispara argumentos que se clavan justo donde deben: en el centro del corazón. Qué puntería.
El estado emocional al que te arrastra eso que llaman amor es, en el mejor de los casos, puro espejismo. Una soga blanca que te ata a la locura, a la sinrazón. Sin antídoto, ni terapia posible, nadamos contracorriente aun a sabiendas que siempre acabamos ahogándonos. Si hay porque hay, si no, porque tal vez me gustaría.
Mi lado mas oscuro confirma que se trata tan solo de un cuerpo que desea. Y mi otro lado, que no deja de ser eso, oscuridad, me rebate el argumento y me deja desnuda.
¿Y el vacío? ¿y el frío?. Me pregunto. Y la respuesta es fácil ¿Y el calor de otro cuerpo?. ¿y el susurro de una respiración?.
El amor es eso que a veces nos crece enganchado en el pezón izquierdo del alma. En momentos el más dulce de los amantes, en momentos el mas traidor de los amigos.
Decido dejarme llevar por el deseo, es más honesto. Me visto de anti-amor y salgo a que el aire me revuelva el pelo.

Read More...

Una canción

Este fin de semana me he enamorado. Creo que es amor porque me pone triste y a la vez alegre. Porque no puedo quitármelo de la cabeza. Sí me he enamorado de una canción y con ayuda de José Naveiras, la comparto con vosotros. Según parece, si pincháis en esto podréis descargarla:
http://www.podomatic.com/media/listen/carlos_varela_-_man_on_fire_soundtrack_-_una_palabra.mp3

Read More...

martes, 22 de mayo de 2007

CHELE

Anoche soñé con mi hermano. Me pasa a veces. No sé cuál es el detonante, pero si estoy nerviosa por algo o tengo mucho trabajo o en definitiva la vida se me pone un poco de punta, sueño con él. El sueño no es siempre el mismo, aunque el fondo del asunto sí. Sueño que estoy en un lugar -da igual dónde- nunca es el mismo sitio, y aparece mi hermano que tiene veinticuatro años, los mismos que tenía, y quiero pegarle y chillarle y pedirle explicaciones, pero él me sonríe y ya solo tengo ganas de llorar. Lo peor del sueño es que la gente que hay a mi alrededor no da importancia a su presencia. Y yo les grito que si no se dan cuenta de que él está allí. Es como si yo fuera la única persona consciente de que mi hermano lleva muerto casi catorce años. Y me duele el tiempo perdido.

Mi hermano era dos años menor que yo. Todo el mundo le llamaba Chele, él mismo se llamaba Chele. No tengo ni idea de quién le puso ese apodo, creo que mi padre. Pero siempre se llamó Chele. Era un tipo peculiar. Hasta pasar la adolescencia, era un personaje débil y delicado. En el colegio no jugaba con los chicos porque eran muy brutos y si había problemas corría a pedir ayuda a mi otro hermano -tres años menor-. Siempre fue un madrero, su mamá le mimaba mucho más que las mamás de los otros niño a los otros niños. En eso no había discusión. Si le preguntabas que qué quería ser de mayor, él siempre contestaba que soltero. Un cachondo.

Cuando pasó la adolescencia, consideró que eso de ser soltero, era su vocación, y lo convirtió en su filosofía. Aun hoy no puedo imaginar qué su vida hubiera cambiado tanto como para pensarlo casado y con hijos. No sé, la vida -si se deja- da muchas vueltas, pero sería iluso creer que mi hermano tenía aspiraciones familiares (mi madre sí lo imagina así, pero era su madre). Tenía esa poca vergüenza de los que pasan por la vida como flotando en altibajos perpetuos. Ahora lo tengo todo, ahora no tengo nada. Y yo, su hermana mayor, pretendiendo siempre apaciguar en férreo control todas sus inquietudes, porque siempre tuve la sensación de que en cualquier momento se convertiría en ladrón de guante blanco, chulo de putas caras o vendedor de almas.

Su gran pasión eran los coches, las motos, la velocidad. Un año antes, un amigo común se mató con una moto, se quedó abrazado para siempre a un puto quitamiedos. Y mi madre se pasó meses llorando cada vez que en la calle se escuchaba la música de los 1.000 caballitos de la moto de mi hermano. Ahora entiende que de nada sirvió que se deshiciera que aquella colosal Honda, el destino está ahí y no hay madre que lo cambie.

Aquel día llovía, llovía mucho. Entonces mi hermano se ganaba la vida en una empresa de compra-venta de coches. Su trabajo consistía entre otras cosas, en probar los coches que posteriormente, con su beneplácito, eran comprados por la empresa para después venderlos. Volvía de Altea, donde fue a recoger uno de esos coches y que era uno de sus lugares favoritos, tal vez y entre otras cosas porque allí vivía una preciosa rubia a la que visitaba a menudo. Sé que amaba los coches, sé que era capaz de conducirlos mucho mejor que cualquiera, sé que si le hubieran preguntado hubiera dicho que aquella fue una buena muerte, aunque demasiado pronto.

No quiero pensar como sintió ese segundo antes, mientras el coche surfeaba sobre la curva y quedaba patas arriba en la mediana de la carretera de Valencia. Fue un segundo, pero no quiero pensarlo. Tampoco quiero recordar la llamada de la Guardia Civil, ni el momento de ir a reconocer su cuerpo, ni cuando escuché el grito de mi madre al bajar del coche que imaginó la llevaría a un hospital y no a un tanatorio, ni cuando mentí a mi hija para no decirla que hubo ese segundo en el que no quiero pensar. De todo eso no voy a acordarme.

Menudo pedazo de cabrón. Durante las horas que estuvo en el tanatorio exhibiendo su media sonrisa, aparecieron tres mujeres (de distintas edades) reivindicando su estatus de viuda llorosa. Que hijo de puta, me pasé horas intentando que aquello no acabara en batalla campal, mientras él seguía allí resguardado detrás del cristal. Así que cuando sueño con él, creo que es para soltar toda la adrenalina que pueda tener acumulada. No puedo perdonarle. No puedo perdonar que no se quedara un rato más para compartir con nosotros tantas cosas.

Read More...

viernes, 18 de mayo de 2007

PERSONAJES

SEÑORA ABANDONADA

“Zorra”- dice muy bajito.
La rubia sentada a su derecha se asusta sin atreverse a levantar los ojos del libro que está leyendo. Es un libro en inglés con el que lleva mucho tiempo porque casi no lo entiende, pero eso le da margen a que mientras intenta encontrar la traducción de una palabra concreta, pueda observar todo lo que le rodea.
La de la izquierda no la ha escuchado, es una chica de poca chicha, lamida en espuma extrafuerte y decorada con aros y cadenas de oropel. Está absorta oyendo su MP3, en el que ayer su amiga Sandra le cargó 1Gb de “reguetón del bueno“ y que hay que escuchar a volumen considerable, por eso de apreciar los matices.
“Zorra”- dice un poco más alto.
La rubia está calculando las paradas que le quedan, si pudiera saldría corriendo, los enfrentamientos no le gustan nada e intuye que en cualquier momento va a ocurrir algo.
“Todas sois iguales. Zorras”
La voz que emite las palabras es cada vez más dura, más despectiva, con más rabia. La mujer que las pronuncia no es más alta que una niña un poco crecida. Parece y es, una señora venida a menos por el camino rápido. Hace mucho que no se arregla las uñas que se intuyen en otro tiempo perfectas y las mechas de su pelo son una mezcla de colores y raíces canas. En su gesto agrio se percibe que está a un punto del colapso emocional, parece como si llevara mucho tiempo conteniendo el llanto y esté se hubiera podrido en su interior exhalando por cada poro un vaho corrompido.

Read More...

jueves, 17 de mayo de 2007

Personajes

DESDE HACE MUCHO TIEMPO Y HASTA QUE CONOCEROS A “VOSOTROS” ME IMPULSO A SEPARARME UN POCO DE “ELLOS”, MI VIDA LITERARIA GIRABA EN TORNO A SEIS PERSONAJES. SON PERSONAS REALES QUE EN ALGUN MOMENTO SE HAN CRUZADO POR MI CAMPO VISUAL Y POR UN DETALLE, POR UNA MANERA DE ACTUAR, HAN LLAMADO MI ATENCIÓN. ALGUNOS ESTÁN CREADOS DE UNA MEZCLA DE DOS PERSONAS REALES. SI LO PIENSO ES COMO TENER MÚLTIPLES PERSONALIDADES. ASÍ QUE SI ME LO PERMITÍS Y PARA NO SEGUIR SINTIÉNDOME CULPABLE POR ABANDONARLES, IRE CONTANDO ALGO SOBRE ELLOS. SUS HISTORIAS SON HISTORIAS INACABADAS, PORQUE LA VIDA, MIENTRAS SE VIVE ES ESO, UNA HISTORIA INACABADA.


“Viejo con Perro”

Desde hace tiempo Don Fernando baja a la calle ya solo una vez. Antes lo hacía dos: una, hacia las nueve de la mañana y otra, hacia las ocho de la tarde, con esa puntualidad rallante en lo absurdo. Paseaba durante treinta minutos a Flecha y volvía a subir a casa , para tirarse juntos, uno sobre el sillón de orejas y la otra justo a su lado, a sus pies.
Ahora solo baja una vez por la mañana al bulevar del Paseo de Recoletos. No es igual que el Retiro, pero hace ya tiempo que ni a Flecha ni a él les llama la atención la aventura de subir por la Calle de Alcalá.
Hace ya unos años que Don Fernando pasó de los ochenta, pero no ha perdido ni una pizca de esa mala baba que él califica de rectitud y los demás de soberbia. Nunca fue muy alto, pero con el tiempo ha ido empequeñeciendo aunque intente disimularlo con altanería, con esa marcialidad con la que pasea a Flecha, o con la que parado junto al césped espera paciente -aunque basculando del lado que el último derrame le dejó muerto- a que la perra huela sus propios orines y los de otros que pasean por allí.
Si le preguntas, Don Fernando te dirá que vive sólo, bueno con Flecha, pero no es así. En la misma casa aunque separados por un eterno pasillo, duerme Paca, “la chica”, una señora de más de sesenta años que le hace de madre, cocinera y enfermera.
Paca entró en la casa una tarde de junio de hace casi cuarenta años, de luto riguroso, recién llegada a Madrid de un pueblo de Badajoz, convencida de que después de enviudar aquel era su mejor destino. Y allí se quedó y allí seguía junto a Don Fernando a quien soportaba a duras penas, con la abnegación servil de quien no espera nada más.

Read More...

viernes, 11 de mayo de 2007


El espacio que queda por cubrir, debería estar lleno de pequeños trocitos de alegrías, pequeños como para poder recogerlos uno a uno e intensos como para dejarnos sus colores en las palmas de las manos.
Cada mañana de tristeza debería estar compensada con una noche de pasión, de esas con posibilidad de continuación al desayuno.
Cada lágrima de dolor debería ahogarse siempre en un mar de saliva de placer.
Para un “no te soporto” quizá, un “quédate conmigo”.
Y si es posible, para cada recuerdo que escueza, un soplido de aliento y un “curasana culito de rana”.
Si es con el peso del alma con el que no podemos, tal vez ¿si me ayudas con un asa?.
Y si por mucho que corras no llegas a ningún sitio, planta macetas a tu alrededor y crea tu hogar aquí mismo.

Read More...

lunes, 7 de mayo de 2007

Achupé


Sí soy yo y sí es en blanco y negro (sin comentarios).
Últimamente -entre escrito al Juzgado y declaración de la renta- estoy empeñada en terminar unas cosillas que tengo pendientes (de ello tiene la culpa Escandar y José Naveiras) y no puedo descentrar mi ya dolorido cerebro, pero no puedo consentir que critiquéis mi falta de actualización.
A Patty no le gusta que cuente cosas sobre ella, así que os cuento algo sobre mí. Es que son las dos vidas que mejor me sé, lo siento.


En esa foto yo tendría unos seis o siete años y estaba en el patio de la casa de mis abuelos, en un pueblo de Huelva. Allí he pasado muchos veranos de mi infancia, la mayor parte de ellos yo sola, es decir sin mis padres, ni mis hermanos. Para mí estar allí era como estar en el paraíso por muchas razones: por el amor y los mimos de mi abuela a la que aun ahora echo de menos y que murió días antes de nacer Patty ¡cuánto hubiera dado porque se conocieran!; porque no tenía que soportar a mis dos hermanos (luego fueron tres); por el patio en sí, que era como un parque para mi sola, con un pozo del que se podía sacar agua y más agua con la que jugar y que tenía un enorme naranjo/limonero (esto es porque mi abuelo que era un “inventos”, le dio por injertar un limonero en el naranjo de toda la vida y la verdad le salió bien el injerto aunque las naranjas se volvieron amargas y los limones estaban dulces), a la hora de la siesta (en Andalucía no hay mas remedio que entrar en un semicoma a esas horas), yo jugaba a los pies del árbol que de vez en cuanto dejaba caer alguno de sus frutos sobre la cabeza del que estuviera debajo.

Con la visión de las cosas que da los años creo que gran parte de mi felicidad allí era porque estaba sola, jugaba sola, pensaba. Recuerdo a mi abuela preguntándome ¿qué haces?, y yo contestando que estaba pensando, ahora me río. No me recuerdo como una niña solitaria, ni mucho menos triste, tenía muchos amigos, pero me sentía bien estando sola, me gustaba ser autosuficiente hasta en los pensamientos. El rincón del que disponía en mi habitación -compartida con dos hermanos- era una especie de mesilla con tres cajones. Aquel era mi mundo y abrir cada cajón y ver ordenadas todas mis posesiones, mi victoria. Ahora me parece que rozaba lo obsesivo, pero es que no tenía nada más. Era feliz pensando que tenía un bolígrafo de color azul y otro de color rojo. Mi madre dice que siempre me recuerda con un lapicero en la mano.

No sé, tal vez me gustara la soledad porque nunca me gustó mandar, pero tampoco que me mandasen y los juegos infantiles no son más que eso, alguien que mueve una cuerda y alguien que salta a la comba.

Read More...