martes, 28 de octubre de 2008

Viajar con un poeta

Si viajas con un poeta, procura cachearle por dentro antes de iniciar el camino y mirar el doble fondo de su maleta. Que no guarde de manera subrepticia ningún verso debajo de la lengua. Sería aconsejable no dejar nunca a mano un lapicero, una barra de labios o una gota de sangre. Y es obvio que debe estar prohibido el blanco de las sábanas de hotel o los manteles vírgenes de trazos en restaurantes tranquilos. Es conveniente revisarle la yema de los dedos y el revés de los brazos y no dejar a mano un espejo o la arena de una playa vacía.
Cuando se viaja con un poeta, ninguna de todas estas precauciones podrá asegurarnos que no se nos desborden las palabras o no se nos escurran los silencios, ni que, en definitiva, recorramos un solo paso sin un verso pegado a las costillas.

7 comentarios:

elnaveiras dijo...

guapa

Violeta dijo...

PRECIOSO

"Cuando se viaja con un poeta, ninguna de todas estas precauciones podrá asegurarnos que no se nos desborden las palabras o no se nos escurran los silencios ..."

:)

tengo ganitas de verte..

isabel dijo...

pero precioso.
mua!

Marta Noviembre dijo...

Joé, si te llamamos la queen es por algo, y yastá!

Qué lindísimo!!!!!

Como tú!!!!

Mua!

Anónimo dijo...

ya te lo dije en su día,
pero me apetece repetírtelo.

es genial y me encanta.
precioso-precioso.

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Gracias,

Silberia.

Sarco Lange dijo...

Y si va al lado del ala del avión es aconsejable hablar de cualquier tema menos del suicidio de los dinosaurios.

Saludos.
SL