martes, 25 de noviembre de 2008

Carta para hoy

La carta dice así:

"Di que me llamo María. En realidad mi nombre no le importa a nadie. Lo he oído tantas veces de una boca que lo ensuciaba que escucharlo me da asco. Así que di que me llamo María. Cuenta que mi vida es una mala pesadilla de la que no he podido despertar, de la que ya he perdido la esperanza de despertar.

Diles que cuando le conocí yo era dulce, sonreía y tenía una vida y él llegó con su dulzura, con su sonrisa y con su vida en la que me ofreció entrar. Háblales de que al principio fue el amor quien me cerró los ojos, y que después, poco tiempo después, fueron sus puños bañados de odio quien me los cerraba una y otra vez.

Explica porqué la vergüenza y el miedo me dejaron muda durante tanto tiempo, porqué sorbí despacio y en silencio mi propia sangre, mis propias lágrimas, porqué volvía una y otra vez, esperando un grito más, un insulto más, un golpe más, hasta que cada humillación llegó a convertirse en un regalo, hasta comprender que bajar la cabeza a veces y sólo a veces, tranquilizaba al monstruo.

Quiero que sepan que sentirse débil, que sentirse vulnerable, duele tanto como los golpes, quiero que lo sepan y que sepan que lo intenté, que intenté deshacerme de la desesperanza y luchar por entrar en la vida con el mismo coraje con el que ahora lucho por salirme de ella. Ojalá hubiera sido más fuerte, lo suficiente para comprender que no hay nada capaz de aplacar al monstruo y que no hay monstruo que te permita ser lo suficientemente fuerte como para comprenderlo.

Explícales que he decidido desprenderme de este dolor que con igual fuerza agita mi corazón, que lo detiene a ratos en un segundo eterno. Ya ni tan siquiera encuentro otra manera de hacerle daño, salvo alejándome de él y regalándole mi último momento de sufrimiento inútil, ese con él que tanto goza.

He acallado para siempre el timbre de la puerta y el sonido estridente del teléfono. No quiero que nadie interrumpa esta muerte, el único acto voluntario y feliz que recuerdo desde hace mucho tiempo. No sé cuál es la dosis necesaria para comprar el billete de ida. Resulta cómico pensar que la muerte se encierra en este frasco que baila entre mis manos magulladas, una muerte dividida en minúsculas porciones de color.

Quiero que les leas esta carta, con las últimas migajas de esperanza que me quedan, para que esto no se convierta en mi último monólogo.

Fdo. María."


Hoy día 25 es el día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres.

Multitud de actos apoyarán en todo el mundo a las mujeres maltratadas y recordarán con cariño a las que murieron a manos de sus parejas. Pero quiero dedicar un momento a las que si nada lo remedia aun no están en esas listas, pero que estarán, y a las que no aparecen por engrosar otras listas, las que de quienes no siendo capaces de tomar las riendas de su vida, lo hacen con las riendas de su muerte. A ellas mi recuerdo.

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