Acantilados de Madeira
Él le recita versos al oído mientras un sol tibio acaricia su piel. Siente que el alma, localizada tal vez en el hueco que forma el estómago y el pecho se le encaja de nuevo.
Él le recita versos al oído y no puede hacer otra cosa que mirarle. Mirar esos ojos del color de la miel tostada.
Él le recita versos al oído y no hay mar, ni espuma, ni azul, ni cielo, ni sonido más hermoso. No hay brisa más tierna que su aliento convertido en palabras que se vuelven huracanes.
Él le recita versos al oído y renace de nuevo y saborea el calor de la sangre que estalla como volcanes enamorados.
El mar, es un verso con sabor a sal. Sus versos, el chillar de las olas contra el acantilado.
8 comentarios:
...tomááá¡¡¡¡¡
jodol.
¿Y tú me hablas de romanticismo? Ay, ay, ay. Eres mala casi al nivel del Maligno. Estoy tan ofendida que no sé si volveré a hablarte. Rizos Becquerianos...
ejem...
jjajajajajajaajjaja
el comentario del trillizo es que me partoooooo
jajajajajja
reyes, amore, a ver si te veo el hair ein? que yasta bien!
mua
poesía, eres tú.
vaya con los Acantilados de Madeira...
yo tambien kieroooooo,jajaj
Estás guapísima con tu pelito corto
;)
ayayay! qué enamoreiras os veo
...a los cuatro...
cuadrado amoroso jejeje,
¡y armónico!
si es que está claro que esto es una nueva era... bueno... una nueva "es"
¡que alguien me pare! ¡de exámenes me tiro tol día urdiendo chistes malooooooooos!!
¿see you, lula you, el día frito (fryday)?
Reyes, yo encantada también de tenerte cerca, y de leerte cerca también. Esos acantilados de Madeira... Un abrazo
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