martes, 13 de mayo de 2008

La Tía Amparito.

(En el blog de los Berbechos, se propuso hace tiempo escribir sobre "La Tía Amparito", yo llegué tarde con mi aportación. Hoy buscando otra cosa, me reencuentro con lo que escribí.)

Cuando su amiga Gloria la invitaba a casa de la Tía Amparito, era feliz. Ganarse el privilegio de tal invitación suponía una espera paciente, un incesante interés por la salud de la tía y un almanaque mental repleto de cruces hasta ese siempre lejano momento.

La casa de la Tía Amparito era grande con enormes puertas que se resistían a ser empujadas, con un profundo olor a madera e inmensos ventanales llenos de luz.

Tener una Tía Amparito con olor a lavanda era todo lo que se podía desear, porque la tía de Gloria tenía un millón de álbunes con un millón de fotos de un millón de sitios y con cada foto un millón de historias, pero además tenía un piano apoyado en la pared con el que regalaba melodías tan dulces como su sonrisa y una habitación llena de libros donde te emborrachaba el olor a papel viejo y el mejor chocolate del mundo, espeso, oscuro, caliente.

Año tras año, mi carta a los Reyes Magos incluía una Tía Amparito que nunca llegaba. Al menos Gloria tenía una con la que me dejaba jugar de vez en cuando igual que si fuera una muñeca valiosa, como hacen las buenas amigas.

3 comentarios:

Gloria dijo...

Ayer me llamó la tía Amparito y me preguntó que cuántos cumplía y yo le dije "es imposible que la tía Amparito no tenga eso muy controlado" Y, claro, ella se rió porque esas son las cosas que a la tía Amparito jamás se le despistan

Adrià dijo...

Si es que los tres del camello, además de bautizarte siempre fueron de mala memoria.
Que digo yo que también me pido una tía amparito con esas características…

Tío Dimas dijo...

A mí me llamó Tia Amparito y me dijo: Dimas, a cuánto va el cuarto jamaro iraní esta semana? No supe qué contestarle, ella es de Coslada, cuna de grandes cerebros y enormes culos.